¿Quieres conocer el enemigo invisible y silencioso que hace que se enfermen tus colaboradores?

[vc_row row_type=»row» use_row_as_full_screen_section=»no» type=»full_width» angled_section=»no» text_align=»left» background_image_as_pattern=»without_pattern»][vc_column][vc_column_text]Estuve hace algunas semanas en una finca con unos amigos que no veía hacía mucho rato, somos ese típico grupito de amigos, que se reúne poco, pero se aprecia mucho. Fernando, amigo mío de la universidad, -dueño de la finca- , había prometido llevarnos a conocerla desde hacía mucho tiempo, nosotros le insistíamos tímidamente cuando teníamos la oportunidad, porque el lugar se veía hermoso en las fotos que nos mandaba por el grupo de whatsapp que tenemos, pero sinceramente te cuento: no sabíamos que el tipo poseía un verdadero tesoro. Te estoy hablando de una finca con una casa digna de pintar en un cuadro, está enmarcada por dos montañas a cada lado que se unen en una planicie verde en la que está posada la casa, vigilada por no menos de 40 árboles de todo tipo que a su vez son hogar de frutos, mariposas, pájaros, vida y aire puro. Un lugar protagónico por su belleza y la cantidad de vida, muy verde y muy fresco por su ubicación privilegiada entre naturaleza.

Estando allí sentados en el corredor de afuera de la casa, frente a una espectacular escena en la que la tarde se acababa, los pájaros se afanaban por llegar a su lecho para pernoctar y los grillos y ranas empezaban su serenata nocturna al mejor estilo de Mozart, naturalmente hablábamos de lo bien que se respiraba en el lugar.  Hacía mucho no le dábamos a nuestro cuerpo el lujo de estar rodeado por aire puro, se sentía liviano y (si mi trabajo no fuera estudiar y matar gérmenes) me atrevería a decir que ese aire fresco llegaba con facilidad y sin bacterias hasta mis pulmones. Conversando de lo maravilloso que era estar en un paraíso sin contaminación, tuve que contarles una verdad impactante: quizás el ambiente no tenga el humo industrial de la ciudad, los desechos en el aire del combustible de los carros, ni la polución tras las construcciones en vías y demás, pero… ¡nosotros mismos ya somos portadores de gérmenes andantes! Tu puedes estar en el lugar más impecable del mundo, pensar que en este momento en la silla en la que estás sentado está limpia, que tu escritorio está desinfectado y que todo está bien, la cuestión es que si hay más de dos personas en un lugar, ten por seguro que estás rodeado de gérmenes, bacterias y virus que te desean atacar. Las enfermedades más graves del mundo no son ni el VIH, ni el cáncer, ni el sida, son aquellas silenciosas que se estacionan en los cuerpos humanos y se esparcen sin hora ni fecha en el calendario.

¿Sabías que existen enfermedades mortales que se contagian con solo inhalar o estar en contacto mínimo con las bacterias?

La tuberculosis y gastroenteritis son algunas de ellas y dentro de las más comunes, están la gripe, catarro o resfriado.

Desde Balor, hemos conocido de cerca empresas con epidemias de gripas, ¡sí! epidemias. Haz de cuenta ver a los 300 soldados de la “película 300” derrotados por un virus que no les permite ni levantarse; todos con sus jefes en aprietos por que no saben cómo cubrir el trabajo de los apestados empleados, que tuvieron que incapacitarse y ausentarse. Estoy exagerando un poquito, pues nunca han sido 300 al mismo tiempo, ¡pero es que así lo siente un jefe!

Los contagios se facilitan cuando varias personas permanecen en espacios cerrados debido a que estos reúnen las condiciones necesarias para que se produzca la reproducción del virus en otras personas. Imaginemos el siguiente escenario, subir al transporte público mientras llueve; todo el mundo cierra las ventanas y se llena el vehículo a su máxima capacidad, sin darnos cuenta se crea el entorno ideal para que se propague cualquier virus, para luego llegar a nuestro trabajo y comenzar a esparcirlo.

Esta situación no es exclusiva de la gripa, hay bacterias como la escherichia coli (E-Coli) que se contagia a través del contacto. Su ciclo comienza al igual que en el ejemplo anterior, con un lugar que no permita la dispersión de los agentes infecciosos y que sigan cultivándose y ocurre por lo general en los baños de las oficinas, ¡sí! De tú oficina, sin importar cuán limpios parezcan, pueden estar cosechando un virus que incapacite a múltiples empleados por la severidad de los efectos que produce en el cuerpo.

Entonces, ¿cuál crees que es el verdadero enemigo de la operatividad de cualquier organización? Más allá de cualquier patógeno, la mayor amenaza es estar frente a virus silenciosos y no tomar cartas en el asunto. Consejo: si quieres darle a tus colaboradores en un ambiente más saludable, menos días de incapacidad y a tu empresa, mayor productividad, debes comenzar por la prevención.

Existen tres maneras para aminorar y una contundente para acabar con las amenazas que se generan por nuestras interacciones:

  • Protegernos: así como lo indican en las instrucciones de emergencia antes de despegar un avión, lo primero que se debe hacer antes de ayudar a otros es ponernos a salvo y con el reconocimiento de las amenazas existentes que hemos venido enumerando, debes asegurarte de tener una barrera para evitar al máximo los contagios en tu entorno de laboral.  Acciones tan sencillas como lavar nuestras manos puede parecer algo simple, pero ayuda a eliminar el 90% de los microorganismos perjudiciales para nuestra salud.
  • Cuidar a quienes nos rodean: ya sea por cortesía o salubridad, aprendemos desde pequeños a apartarnos y cubrir nuestro rostro al estornudar, esto representa el mínimo esfuerzo que puedes hacer para prevenir contagios. Los seres humanos podemos iniciar una epidemia por no tener cuidado de nuestros focos de infección. Si trabajas en el comedor de tu empresa seguro ya conoces las exigencias para la manipulación de alimentos, pero lo que no nos enseñan en ningún lugar es a ir responsablemente al baño. La próxima vez que visites este lugar, piensa cómo puedes evitar que otros tengan contacto con agentes contaminantes.
  • Exigir condiciones óptimas para el trabajo: existe una normativa que legisla este punto en particular y constantemente se renueva para que todos los empleados y trabajadores a nivel nacional tengan condiciones seguras que favorezcan un ambiente cómodo para cumplir sus funciones. Es tan importante que los colaboradores puedan operar en un lugar que cubra sus necesidades básicas de salud, como para los empleadores, que requieren que su empresa siga siendo lucrativa y que se cumplan los objetivos trazados.

Implementar BALOR: Nos especializamos en cuidar tus empleados, disminuir su ausentismo, aumentar la productividad y elevar el éxito de tu empresa. 

¿Ves lo fácil que puede ser que una enfermedad brote en un lugar donde comparten muchos individuos durante largos periodos de tiempo? Si bien es responsabilidad de los jefes proporcionar un ambiente sano, es tarea de todos aquellos que llaman a la empresa su segundo hogar, mantener y mejorar su estado.

Tomar conciencia sobre el rol que ocupamos en esta materia será la oportunidad de ganar esa lucha silenciosa que ataca contra la salud.

Deja el mantenimiento de los baños de tu empresa en manos expertas, comunícate ya con uno de nuestros asesores para pedir una demostración gratuita.

 

Escrito por David Echavarría [/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]

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